Dónde: Sede del diario bez.es. C. Gran Vía 16, 4ª planta. Madrid
Cuándo: 27 de octubre, 13 horas
Entrada libre hasta completar aforo
Conferencia y presentación del libro “Ética del humor”, editado por Plaza y Valdés. Intervienen Juan Carlos Siurana, autor del libro; Rafael Ubal, presidente de la Asociación de Donantes de Risas; José Elías, psicólogo y risoterapeuta, moderados por Juan García cerrada, del Instituto Quevedo del Humor.
Actividad organizada con la colaboración de bez.es y Plaza y Valdés.
Hay una risa que le sana y otra que le enferma. ¿Sabe distinguirlas?
Siempre hemos escuchado todos los beneficios que tiene la risa para la salud. Señalaremos algunos de los beneficios que suelen mencionarse:
– Provoca sentimientos de control en situaciones de ansiedad.
– Tranquiliza en el preoperatorio y reduce el tiempo de recuperación.
– Estimula el sistema inmunitario y combate el estrés.
– Estimula la secreción de endorfinas, que tienen efecto analgésico.
A causa de dichos efectos positivos se ha desarrollado la risoterapia como nueva terapia para ayudar a los pacientes a mejorar su salud provocando grandes carcajadas.
Sin embargo, no debemos olvidar que no toda risa es sana. Algunas formas de risa son dañinas para uno mismo y para los demás: se trata de la risa autodenigrante y la risa que agrede a otras personas. Pero, ¿nos damos cuenta de qué tipo de risa utilizamos habitualmente?
Juan Carlos Siurana, en su nuevo libro titulado Ética del humor. Fundamentos y aplicaciones de una nueva teoría ética (Plaza y Valdés Editores, 2015). Nos ayuda a distinguir entre el humor sano y el insano.
La necesidad de distinguir entre el humor bueno y el malo surgió cuando aparecieron los primeros estudios que mostraban consecuencias negativas del humor. Carver, Scheier y Weintraub, realizaron un estudio en 1989 para evaluar las consecuencias del humor de 528 médicos y enfermeros de veinte hospitales del norte de Italia, quienes, por un lado, completaron mediciones de su cantidad de humor y, por otro lado, mediciones de ansiedad, depresión y desgaste emocional.
De forma sorprendente, el análisis de los datos reveló que niveles superiores de humor utilizado para afrontar la situación estaban asociados con agotamiento emocional y sentimientos de despersonalización mayores. ¿Por qué su humor tenía esas consecuencias negativas? No era fácil saberlo, porque ese estudio medía solamente la cantidad de humor, pero no el tipo de humor empleado.
Joan Sayre, para tratar de responder a esa pregunta, realizó en 2001 una investigación sobre el uso del humor por parte del personal de una unidad psiquiátrica, pero ella sí que estableció dos categorías:
1.- Un tipo “divertido” bastante benévolo (ocurrencias incongruentes, humor sobre uno mismo).
2.- Otro tipo “sarcástico” más agresivo (humor de menosprecio, malicioso).
El humor sarcástico fue más común que el humor divertido entre el personal, y la mayoría del humor se dedicó a burlarse del comportamiento de los pacientes fuera del alcance del oído de éstos.
La autora sugirió que las formas más agresivas podrían tener consecuencias terapéuticas perjudiciales, además de ser moralmente incorrectas.
Juan Carlos Siurana considera muy importante dotarse en España de instrumentos que midan adecuadamente los estilos de humor, tanto del personal sanitario como de los pacientes, algo que aún no hemos desarrollado. Defiende que: “El estilo de humor no es algo fijo en nosotros para siempre, lo podemos cambiar mediante la educación correcta”. Y añade: “Si educamos en el humor correcto, estaremos poniendo las bases para unos ciudadanos más sanos en el presente y en el futuro”.
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Nota de prensa elaborada por la Editorial Plaza y Valdés y el Instituto Quevedo del Humor de la FGUA.
Datos de contacto de la Editorial:
Plaza y Valdés Editores
Tel.: 918126315
Email: madrid@plazayvaldes.com
El autor está disponible para entrevistas
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