En la mitad del siglo XX, Alan Turing, una de las mentes más brillantes de la humanidad y de las peor tratadas por la sociedad, se empeñó en que el resto de los humanos se plantearan una posibilidad no contemplada con anterioridad, si las máquinas podrían llegar a pensar en algún momento.
Después de 6 años de revuelo con diferentes perspectivas filosóficas, en el verano de 1956, un grupo de aburridos locos de las matemáticas, quedaron en una pequeña ciudad al norte de Boston, para decidir si las maquinas serían capaces de imitar a los humanos de una forma que no fuera perceptible por estos.
Estos locos fueron los primeros en usar el tan ahora manido concepto de Inteligencia Artificial, y profetizaron que las maquinas podrían ver, escuchar y pensar como los humanos. Solo se equivocaron en la fecha, ya que se retrasaron en sus predicciones 50 años.
En la última década, herramientas con Inteligencia Artificial hablan con nosotros, diagnostican enfermedades, son imprescindibles en la investigación científica, nos llevan sin atascos de un lugar a otro, juegan a cualquier juego de mesa mejor que los humanos, pero han demostrado que también son capaces de modular el pensamiento de las personas, amañar elecciones, espiar a cualquiera, o decidir hacia quien dirigir un disparo o un misil, y evidentemente realizar multitud de trabajos mucho mejor que los humanos.
Los algoritmos de generación de imágenes pueden producir sorprendentes ilustraciones humorísticas que imitan estilos artísticos específicos o combinan elementos inesperados para provocar risas. Pero la verdadera esencia del humor proviene de la perspicacia humana, las experiencias compartidas y la sensibilidad cultural. La Inteligencia Artificial puede crear contenido divertido, pero la chispa única de la creatividad humana sigue siendo irremplazable.
Por suerte o desgracia, las herramientas con Inteligencia Artificial van a reemplazar a los humanos en innumerables tareas, los desafíos a futuro son incontables. A fecha de hoy desconocemos si las nuevas herramientas tecnológicas atajarán el cambio climático y eliminaran el hambre en el planeta, o simplemente eliminaran a la especie humana. Sí es importante saber y temer, que harán lo que los humanos que las controlen decidan.
Luis Usero Aragonés
Director del Departamento de Ciencias de la Computación de la UAH